jueves, 1 de julio de 2010

Velocidad


Tyson Gay - Campeón del Mundo 100 y 200 m lisos (Osaka 2007)


Estas mañanas, a caballo entre Junio y Julio, están raras. El calor comienza a notarse, y las dichosas huelgas de metro han llenado las calles de Madrid de atascos, autobuses abarrotados y peatones que invaden las aceras camino del trabajo.

Además de muchos más caminantes, estas mañanas he visto muchas más bicicletas de lo habitual. Quizás no fuese mal momento para plantearse un modelo de ciudad más sostenible. Pero bueno, la idea que tengo de bici-medio de transporte es esta ciudad parece más una utopía que una posibilidad.

Yo, por suerte, cada mañana camino hasta el trabajo. Veinte minutos de paseo que me dan para caminar, no pensar, pensar, escuchar música o leer el periódico, dependiendo como se tercie la mañana.

Pues bien, en esas venía hoy ojeando el periódico cuando me encuentro en la contraportada con una entrevista a Tyson Gay, campeón del mundo de 100 y 200 metros en 2007. "De hecho, creo que mi cuerpo es más débil que mi alma: mi motor genera una velocidad que mis músculos no soportan. Corro más rápido de lo que mi cuerpo admite", señala el velocista, quién se muestra obsesionado por el record del mundo, por conseguir una gran marca por encima de ganar campeonatos y grandes carreras.

Me quedo pensando, mientra camino, en la velocidad. En las marcas. Me encantan esos días en los que uno – aprendiz de corredor popular – sale a correr a tope, o a sentir el viento en la cara en unas series cortas y explosivas. Pero por encima de esa descarga de adrenalina debo de reconocer que lo que más me gusta es la larga distancia. Elegir un extenso recorrido, salir a un rodaje largo y disfrutar simplemente del paso de los kilómetros sintiéndome corredor de fondo y olvidándome (en parte) del reloj que marca cada minuto, cada segundo.

De hecho, las dos veces que más recuerdo haber disfrutado corriendo son las dos maratones que hemos corrido. En Atenas, el desafío de estar corriendo más de cuarenta y dos kilómetros lo era todo. La satisfacción de seguir kilómetro tras kilómetro, sin pensar más allá, me llenó del todo. E igual sensación tuve en MAPOMA. Fluir a través de los kilómetros. Recorrer el asfalto en una batalla contra la distancia por encima del reloj. Y ese fluir es el que me hace realmente feliz.

Las carreras de 10.000 se me quedan demasiado cortas. E igual me ocurre con las medias. Si, las disfruto. Pero no de la misma manera.

Por supuesto todos somos competitivos y en la cabeza siempre está buscar “buenas” marcas. Correr los 10.000 por debajo de 40 minutos. La media por debajo de 1h28. Acercarnos a las 3h en Maratón. Todos creo que son objetivos dentro de nuestras posibilidades ahora mismo. Pero al contrario que Tyson Gay, esos pequeños “records” personales no me atraen tanto, no me dan la suficiente motivación.

Me siento más maratoniano. Simplemente. Más amante de la larga distancia que el menor tiempo. Me siento más cerca de correr más lejos en lugar de más rápido. Pero para todo habrá tiempo, y en un futuro espero que los años nos llevarán cada vez más lejos. Ahora no es mal momento para seguir disfrutando de nuestras distancias e intentar ir más rápido. Aunque yo, lo quiero, es realmente llegar más lejos.

6 comentarios:

Jan dijo...

esta mañana me he ojeado la entrevista. Me ha encantado el menu light de sopa de cebolla que come tyson todos los días...

Yo por ahora soy más de diez miles y medias, a ver si me pica el gusanillo de los 42,195

Sosaku Runner dijo...

Me pasa igual que a tí. Soy corredor diesel, resistente pero no exageradamente rápido, disfruto con la larga distancia a ritmos de crucero, los 10 miles con las pulsaciones a tope no son lo mío. Mi disfrute está en correr más pausado pero durante más tiempo. Es para mí más enriquecedor hacer una maratón en 3:30 que una Media en 1:29, no todo es ir más rápido que el rayo. Buena entrada

Santi Palillo dijo...

Acabo de entrar en otra fase pero sigo prefiriendo la distancia a la velocidad; de todas formas las pocas veces que he ido rápido (a mi alma debe pasarle lo mismo que a la de TG pero en exagerado) reconozco que fueron un gustazo.

Ahora toca aquello de quien va piano va lontano.

Miguel dijo...

Yo no he probado aun los 42 km. pero disfruto los rodajes largos. Y si estás con el punto adecuado, todas las carreras son buenas, pero para disfrutar de un 10000 tienes que estar en el momento óptimo de forma para sentir esa velocidad, cada uno la suya, claro

Anónimo dijo...

Miguel estás bien configurado y además deseas lo que tienes... como resultado, eres feliz. Esa es la lectura que hago de tu entrada.

Continua siéndolo.

Saludos, buena entrada... de las motivadoras.

P.D. A mí el 1/2 me va mucho y por qué no abrán inventado los 30 km?!

Eynar Oxartum dijo...

Pues yo, con mis dos años de experiencia pedaleando por Madrid capital a diario para ir al trabajo (en 2005 y 2006), no la considero una ciudad peligrosa para ir en bici. Sólo hay que saber moverse, hacer todos los movimientos previsibles y no dar nada por supuesto (por ejemplo, no todos los que van a girar ponen el intermitente, así que lo que hay que hacer es mirar lo que hace el coche, no lo que dice que va a hacer; y ante la duda, dejar que pase).

Y nunca uso la acera, eso es para los peatones.

Curiosamente la única vez que estuve a punto de tener un accidente fue en un carril bici (enfrente al Pirulí), ya que los que salen de Torrespaña no esperan encontrar ciclistas allí y van escopetados sin mirar. Aparte de que los carriles bici en esta ciudad no están pensados para el transporte, sino para la recreación.

Pero te comprendo, porque antes de animarme también tenía la idea de que era muy peligroso. Fue sólo cuando me animé que vi que no sólo era factible, sino que era un placer (excepto por las muchas cuestas que nos brinda nuestra orografía, pero eso ya no es culpa de nadie).

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