martes, 2 de noviembre de 2010

Mi nombre es M


Mi nombre es M. Vivo en el centro de la gran ciudad y lo cierto es que no se por dónde comenzar mi historia de los últimos días, de unos últimos días que han parecido simples horas. Quizás deba de remontarme a esa tarde de lunes de hace cuatro semanas, justo un día después de decidir dejar las zapatillas en la ventana del cuarto de baño pensando en desconectar y unas largas vacaciones.
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Tarde de lunes. El tedio de las horas en el sofá, los Rolling Stones y las pocas ganas de hacer nada, hasta que el timbre martilleó el resto de la casa y las habitaciones vacías. Hola. Mi nombre es M, y se que me estaban esperando. Lamento el retraso. Que curioso, pienso, yo soy M. Pero dejo pasar al extraño. Al fin y al cabo debíamos de estar esperando su llegada, pese a que ahora mismo no lo recuerdo. No se, hoy no es mi mejor tarde, así que no tengo ganas de discutir y le dejo pasar. Pase, póngase cómodo. Su habitación está al fondo del pasillo. Y vuelvo al tedio del sofá y al ritmo de sus satánicas majestades.
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M no trae mucho equipaje. Sólo una vieja funda de saxofón y una gastada maleta llena de libros y apuntes, y como si desde siempre conociese la casa se instala en cuestión de momentos.
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Las tardes de otoño van desnudando las calles de la ciudad, y los días pasan entre mucho trabajo y todos los preparativos de la espera de la llegada del gran satélite a nuestro pequeño planeta, pero para eso quedan aún semanas.
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En casa, M ha dejado de ser un extraño. Ninguno sabemos que hace aquí, no lo esperábamos, pero su compañía es agradable y enseguida nos habituamos a su presencia. Es curiosa la casualidad, yo me llamo M y ahora, nuestro nuevo y desconocido inquilino también dice llamarse M.
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Pronto se apodera de todo. Sus apuntes, sus libros. El sonido de su saxo hace olvidar al mío. En realidad le dedica muchas más horas que yo. Y pronto M parece estar en su propia casa. Una casa que se me hace más pequeña. M es un impostor. ¿Quién es realmente?. Pero ¿y si él es realmente M? ¿Y si yo soy el impostor? Tal vez él sea el auténtico M, tal vez siempre lo haya sido. Y en ese caso, ¿quién soy yo? ¿Por qué intento implantarle?. La casa se hace más y más pequeña. Necesito salir. El espejo me devuelve la imagen de un rostro desconocido oculto bajo la barba de tres días. ¿Quién es M?. Necesito salir. Recuerdo las viejas zapatillas. Abro las ventanas y las rescato de la noche. Me visto y salgo corriendo de la casa dejando detrás la puerta abierta y tras ella a M.
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Las calles vuelven a latir debajo de las zancadas. La ciudad vuelve a respirar al ritmo de las piernas que quieren correr más y más deprisa. El parque se abre. Detrás el vacío, delante la nada. Poco a poco la barba va desapareciendo y sigo corriendo entre los árboles de siempre, entre los transeúntes de siempre, cada vez más deprisa, cada vez más deprisa, hasta parar de nuevo frente a casa con esa sensación de felicidad de siempre.
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Veo abrirse la puerta. M sale y se despide agitando el brazo. Hasta pronto. Te dejo mis apuntes. Los necesitarás si vas a empezar estos días tus estudios de doctorado. Debo marcharme. Pronto llegará C minúscula y el pequeño satélite invadirá vuestro planeta. Bajo la fina lluvia y el cansancio la respiración acelerada no me deja hablar y levanto el brazo con un simple hasta luego. El cristal de un coche me devuelve el rostro de M, el mismo rostro de siempre.
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Bajo el agua de la ducha las piernas vuelven a doler. Como cada tarde, como cada día en los que me recuerdan que soy corredor, y que aunque con otro ritmo, sin ninguna pretensión, las vacaciones han terminado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estás hecho todo un escrito Miguel. Bonita y esperada entrada por no hablar de su calidad.

Saludos amigo

Risco dijo...

Murcia,Madrid,Miguel,Mapoma...

JUAN dijo...

Muy bueno, muy bueno
JUAN

Anónimo dijo...

M el Vampiro de Dusseldorf. No me digas que se ha metido en tu casa Peter Lorre. Cuidado !!!

Saludos
Jaal

Miguel dijo...

Muy buena esta rentrée.

Miguel dijo...

Como cada tarde, M sigue disfrutando de algo que es parte de si mismo, de algo que simplemente es una parte de sus tardes. maratón se escribe con m, igual que maratoniano. Pero en menor medida M lo que es, es corredor, siempre lo ha sido. Creo que siempre lo será. Gracias a todos por vuestros comentarios. un saludo.

Santi Palillo dijo...

M es un espejo de W

Nombre dijo...

Chico, cualquiera diría que te abres la sudadera y en lugar de una S apareciera una M. (^o^)

Hermoso cuento, Miguel. Seguiremos las aventuras de M.

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