miércoles, 23 de junio de 2010

La travesía del desierto


La travesía del desierto - Miquel Barceló (1988)

Yahveh dijo a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley."

Antiguo Testamento Éxodo, 16.4
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Definitivamente necesito un plan, un guión. Lo que sea. Algo a lo que agarrarme y seguir un cierto orden, porque correr por correr no me reporta más que dejarme llevar por las ganas y salir cada tarde a correr como si fuera el último día. Y eso no está del todo bien, por mucho que me encante correr de esa manera.

Por alguna extraña razón no se lo que significa rodar tranquilo. ¿Easy run? Soy incapaz. Ya sea un día que toquen más o menos kilómetros no se lo que significa reservar, ir tranquilo, controlar las pulsaciones. De hecho, hasta hace un mes nunca me había medido el ritmo cardiaco.

Debo confesar que no se correr sin ir a tope. Si salgo para diez kilómetros pues salgo a tope. Si salgo para veinte pues salgo a tope. Incapaz de controlarme.

Eso es algo que se de siempre. Pero ahora que el pulsómetro me lo recuerda tarde a tarde pienso en ello un poco más. Sea mayor o menor la distancia a recorrer siempre corro por ritmos. Por los mayores ritmos que puedo llevar… Y se que eso no está bien, que los rodajes a pulsaciones bajas son necesarios y todo eso, pero soy totalmente incapaz de controlarme.

Este mes de Julio a ver si soy capaz de ir a hacerme una prueba de esfuerzo. Que llevo años diciéndolo y al final siempre queda pendiente. Eso si. Seguro que me dicen que estoy mal entrenado, que no soy capaz de mantener pulsaciones bajas… Que se le va a hacer. Llevo toda la vida corriendo igual.

Necesito un plan. Algo que me organice un poco.

Ayer, como tantos otros días tocó improvisar. De repente tenía un hueco libre, me puse las zapatillas y a correr. Eran las seis de la tarde y el desierto de Madrid se derretía bajo el sol. Una hora demasiado temprana ahora que ha llegado el verano. Improvisación: haría unos trece kilómetros dando una vuelta por la Casa de Campo. Mucho calor. Demasiado. Imposible mantener los ritmos habituales y tras 10 kilómetros y un sentimiento de asfixia generalizado, me tuve que parar un poco y desistir de subir del tirón todo el parque del Oeste de vuelta a casa, que aún no estoy acostumbrado a temperaturas tan altas. Un descanso y a correr los 3 kilómetros que me quedaban.

Al llegar a Moncloa, junto al intercambiador, una marca de zumos daba vasos gratis. Lo más parecido a un oasis, al maná caído del cielo. “Te hemos venido bien, ¿eh?” me dijo el chico al coger un vaso. No se podía imaginar hasta que punto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Miguel,

tendrás que "conocerte a ti mismo". Bueno, en serio... ya sabes que tienes "un problema" y confío que el mes de Julio le des solución, pues la tiene.

Por otro lado, es verdad que cuesta 'bajar' el ritmo y es por la exagerada inercia que llevamos...

Me ha gustado mucho esta entrada. Tengo que confesar (lo he hecho otras veces), que este tipo de entradas donde uno se sincera y se muestra totalmente desnudo (con sus miedos, dudas, paranoias, etc.), es lo mejor, la esencia misma del movimiento blogger. Es sólo mi opinión claro pero a mi son este tipo de declaraciones las que más me llegan lejos de las MMP, crónicas, etc...

Saludos Miguel y eso.. hazte caso, disfruta, cuídate y sí te sentaría de miedo el zumo.

Saludos

Miguel dijo...

Si te digo la verdad, a mí me pasa lo mismo, salgo diciendo que voy a rodar tranquilo y a los tres minutos ya voy como siempre, creo que la única solución será regalar el Garmin. Saludos

Jan dijo...

el calor.... esta tarde ha sido terrible... más de 30 grados, hemos visto varios pájaros caídos en el suelo por el bochornazo...

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