lunes, 4 de enero de 2010

El camino de la estrella


En el mundo puede darse la circunstancia de que llueva o la circunstacia de que no llueva y, entre ambas, en algún punto debe de estar la línea divisoria.
-H.Murakami - Crónica del pájaro que da cuerda al mundo-

El último día del año amanece nublado y con mucho viento. Ponerse las zapatillas es un intento de vencer la lógica del calor de la casa y enfrentarse al barro y al frío del día que trae la Noche Anciana. Me voy a buscar la línea. Una vez. La paso. Doy la vuelta. El viento corre más deprisa y la mueve con él. Se lleva la línea, me trae la entrada hacia Oz. Me dirijo a buscarla de nuevo ahora que la lluvia cae con fuerzas sobre el pueblo. Una vez, dos veces. El entrenamiento con agua vale por dos. Yo también lo creo, Javi. También creo en el Mago de Oz. En el camino de baldosas amarillas y en Dorothy. Creo en San Silvestre. Siempre he creído, aunque sea en solitario y no vaya a la misa del 31 desde hace años. Quizás al próximo. Creo en la noche de uvas y cava. Creo en la concepción cíclica de la vida, en la necesidad de destruir el mundo viejo y agotado para que vuelva a nacer, junto a los amigos de siempre y a la familia. Creo en la fiesta con los amigos, con cualquier excusa. Creo en el Boquerón. Y más desde el sábado. Que gustazo correr junto a Javi la primera tirada hacia Madrid. Que gusto la mañana fría de Avila, abriendo huella hacia lo alto del puerto que es el hogar dónde viven los sueños de Javi. Que gusto correr viendo la sierra del Zapatero nevada y Ávila en el horizonte, eterna, al igual que Atenas. Que gusto volver a correr sin callar durante noventa minutos como si aún siguiésemos la línea azul desde Maratón hasta los pies de la Acrópolis. Creo que seguiremos siguiendo esa línea azul mucho tiempo. Creo en Madrid, en Berlín, en Londres, en las dunas del desierto, en las torres de Manhattan, en la nieve del polo, en los desafíos de aquí y de allí. Creo, siempre que tenga al mejor amigo a mi lado. Ese entrenamiento no multiplica, divide, porque pasarlo tan bien no puede ser bueno. Creo en el camino de la estrella. En los Magos de Oriente. Creo que se puede viajar en el tiempo. Rodearse de sibilas, profetas, evangelistas, reyes magos, rabinos, pastores y viajar a la Edad Media, al siglo XII dónde se habla en latín y se baila al ritmo de un laud, de un órgano, una zanfona y flautas. Sobre todo si es a tu lado, y en el teatro de la Abadía, para terminar de la forma más mágica posible la semana 17, la primera que nos conducirá hasta la gran ciudad, aunque para ello tengamos que seguir el rastro de la estrella y nunca abandonar el camino de la blue-line. No hace falta decir que creo que disfrutaremos mucho del camino. La primera semana ya ha sido mágica.

3 comentarios:

Celina dijo...

Enhorabuena por el blog! qué linda imagen y qué buena la frase de Murakami, uno de mis escritores favoritos. Me parece genial empezar el año con nuevos proyectos, así se alcanzan los sueños, claro que sí. Un beso enorme

manuelbinoy dijo...

gracias por tu comentario;me tomo la libertad de seguirte a partir de este momento; no sé por qué, pero todavía no había entrado en tu blog; saludos y nos leemos.

Carlos dijo...

Así da gusto entrenar... La gran ciudad espera, y el camino parece que será ameno. Suerte por compartirlo.

Saludos. ;-)

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