lunes, 28 de marzo de 2011

No puedes esconderte

Gran Vía a toda carrera, 28/03/2011

"Esta noche, quiero creer que todavía tiene que suceder algo, que todavía pueden abrirse las calles de par en par. Puede que Willie Nile, cuando más lo necesito, vuelva a darme una pista (...). Puede, simplemente, que todo haya cambiado tanto que ni yo mismo me reconozca ni reconozca lo que pasa a mi alrededor. Pero creo, aún con toda la tristeza de lo que ya se ha ido para siempre, que hay algo que hay que tener todavía en cuenta: se trata de no renunciar nunca al propósito de ese disco, con sus guitarras eléctricas y su piano, su rock y su balada, se trata, en mi humilde caso y tal vez en el de mi gran amigo del periódico, de respirar hondo y salir al encuentro de la extraña, caprichosa, infinita vida de la calle. Nadie dijo que fuera fácil, pero no puedes esconderte. Aunque duela, no debes hacerlo. "

Fernando Navarro - Por las calles de Nueva York con Willie Nile - La Ruta Norteamericana -



16 kilómetros me acaban de dejar nuevo.

La tarde se ceñía gris sobre las calles de la gran ciudad, y una fina lluvia acompañaba a ratos. La tarde perfecta para improvisar. Como tantas veces, el parque del Oeste hasta el puente de los franceses, pero en lugar de entrar en la casa de campo el cuerpo hoy pedía pequeñas variaciones. Corro por la avenida de Valladolid hacia San Antonio de la Florida en busca de una línea azul que dibuja MAPOMA sobre el asfalto de Madrid, corro hasta llegar al Puente del Rey que me recuerda como un maratón se puede disfrutar sufriendo. La Casa de Campo, radiante en un día de lluvia. El lago con sus piragüas, el regreso habitual hacia el puente de los franceses.


Comienzo la subida del Parque del Oeste y aún hay ganas de improvisar. El templo de Debob me recuerda las dudas de hace un año. Plaza España, y para terminar Gran Vía y Hortaleza, como si estuviese atrapado en un videojuego en el que tienes que ir esquivando peatones y automóviles a toda velocidad. .


No puedes esconderte. Eres un corredor.



viernes, 25 de marzo de 2011

El nadador


Burt Lancaster, en El Nadador (1968)
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estar en las afueras también es estar dentro
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El agua. El silencio. Un largo tras otro.
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lo que antes era exacto ahora no encuentra su sitio
-Claudio Rodríguez-

lunes, 21 de marzo de 2011

Circuito de carreras Ecosport. Capitulo I: Un 10.000

Ayer comenzó, un año más, el circuito de carreras de club Ecosport de Ávila. Como siempre una buena organización (organizadores, voluntarios, jueces...) y esta vez con un carrera nueva. En años anteriores eran 6.000 metros, pero este año pusieron para empezar un diez mil. Una carrera mucho más llamativa y con mas alicientes para los corredores, por lo menos para mi. Deberíamos llegar más preparados que en otras ocasiones.


Era mi primer 10.000, no tenía marca concreta en esta distancia, pero esta vez no podía buscarla. El día era perfecto para correr, una temperatura muy buena, ligero viento y un circuito totalmente llano. Solo llevaba 2 semanas entrenando con regularidad, pero los últimos entrenamientos me habían dado mucha moral. Quizás la distancia quedaba un poco larga para mi momento de forma, pero lo iba a dar todo para saber hasta donde podía llegar.


Unos trotes por el circuito sirve de calentamiento. Es agradable ir encontrándose a gente con la que poder charlar, a la que poder saludar e intercambiar diversas impresiones. Se nota que estoy de vuelta en el mundillo de la carreras, ya lo echaba de menos. Habíamos vuelto, se que Miguel desde Murcia me estaba apoyando en todo momento (minutos antes de la inicio me mando un sms deseándome suerte). Gracias Miguel.


El inicio es como casi siempre, con muchas ganas y de atrás para adelante. Eramos unos 400 corredores y hay que ir haciendo un slalom para empezar a coger un buen ritmo de carrera. En el primer kilómetro marco 4.25, un buen tiempo. Como siempre la carrera te lanza, no sabia hasta donde podía llegar, pero no me podía echar para atrás. Los kilómetros van avanzando y el tiempo por kilómetro sigue siendo mas o menos el mismo. Hay bastante gente en las orillas de algunos tramos del circuito y sus ánimos se agradecen, siempre nos han gustado y respondemos a los que nos dejan nuestras fuerzas.


Pero cuando llega el kilómetro 7 (unos 33mins) las fuerzas empiezan a fallar, a ese ritmo no podía seguir más. El entrenamiento no daba para más. Se me hacen un poco largos los 2 últimos, y a los corredores que había adelantado antes, veia como me iban pasando. No importaba, iba a darlo todo hasta que pudiera y así lo había hecho, ya solo había que dejarse llevar hasta la meta y sufrir lo menos posible. Al final, un tiempo de 47,09, una media de 4,43 aprox.





Buenas sensaciones al finalizar, ninguna molestia en el gemelo y confianza para seguir entrenando y seguir mejorando. Se que entrenando puedo llegar a mas e iré encontrándome mejor.


Hoy, un día después, unas pequeñas molestias por el cansancio pero con ganas de volver a salir para afrontar con mejores expectativas la próxima carrera, allá por el 10 de abril. Las vueltas a la muralla.

domingo, 20 de marzo de 2011

Todos los papás


Todos los papás - Bisinski; Sanders.
Editorial Corimbo, 2008.


De nuevo, el garmin regresa a cero, pero claro, no siempre uno es padre por primera vez, y no siempre uno recibe regalos tan especiales... Mientras, disfrutando el fin de semana, buscando la luna a través de los kilómetros de ida y vuelta.

viernes, 18 de marzo de 2011

Equinoccio de primavera


Quinta de los Molinos
Fotografía, blog Es Madrid no Madriz


Según wikipedia, la palabra equinoccio proviene del latín aequinoctĭum y significa «noche igual», y así se denomina equinoccio al momento del año en que los días tienen una duración igual a la de las noches en todos los lugares de la Tierra, excepto en los polos. Ocurre dos veces por año (en 2011, el 20 de marzo y el 23 de septiembre), época en que los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol, cayendo la luz solar por igual en ambos hemisferios.

El domingo, se producirá el cambio estacional, y la primavera sustituirá al invierno, llevando a los corredores a una de las mejores épocas del año para practicar nuestro deporte y recorrer la naturaleza.

Este acontecimiento marca el final del invierno, el momento a partir del cual la tierra se prepara a recibir las semillas que fructificarán en verano, y supone el perfecto equilibrio entre el día y la noche, entre el interior y el exterior, como cuando todo comienza y reina el orden.

Los celtas, y las antiguas culturas paganas, mucho más apegadas a la naturaleza y al mundo que nos rodea que nuestros actuales estilos de vida, celebraban como elementos centrales del año estos días, y posteriormente el mundo cristiano y otras culturas adoptaron estas fiestas paganas a sus propios calendarios.

Un grupo de caóticos, siguen celebrando estos cambios estacionales, y con esa excusa se juntan cuatro veces al año en sus carreras caóticas y clandestinas por los parques de Madrid. Una vez más, no podré coincidir con ellos, así que a ver si el solsticio de verano me permite acompañarlos.

Mientras, en Ávila, este fin de semana comienza el circuito de carreras Ecosport, organizado por el Club de Atletismo Ecosport. Javi lo comenzará el domingo con el diez mil que abre el ciclo, y al que seguirán el 10 de abril la Vuelta pedestre a las Murallas, de 5.700 metros, la Carrera del Resucitado el 30 de abril con 4.800 metros, y la subida a Sonsoles, de 6.900 metros, el 8 de mayo. ¡Disfrútalo mucho amigo! ¡Esperamos ansiosos tus crónicas y ver que ese gemelo ya está recuperado del todo!

Me parece admirable la organización de este circuito por un club pequeño de una ciudad tan pequeña como la nuestra; y es que, mientras todo el calendario nacional se llena de carreras populares cada vez más profesionales, dónde reina la media maratón y distancias en teoría no tan populares, este circuito se centra en distancias más pequeñas, que creo que es la mejor opción para atraer a todas esas personas que quieren iniciarse en esto, así como fomentar una buena base, en lo que debe de ser uno de los objetivos principales de todo club.

Por otra parte, hoy viernes, aquí toca tarde de coche, y cuando la gente salga de sus trabajos nosotros estaremos como cada fin de semana abandonando la gran ciudad cruzando el anticiclón a través de la A3. El campo, estos días de principio de la primavera, está precioso, y el paisaje manchego siempre es buen lugar para perderse por la carretera dirección a Murcia. Por si acaso, llevo las zapatillas en la maleta. Ya veremos si mañana o pasado tengo un hueco para corretear por la orilla del río Segura.

Pronto volveremos a estar juntos en las carreras, hasta entoces me acordaré mucho... ¡Suerte para el domingo Javi!

viernes, 11 de marzo de 2011

Connect


Lago de la Casa de Campo, 10 de marzo 2011


Como siempre, la primavera llega tras el invierno, y mientras un día corres bajo el sol de la tarde te preguntas, - pero… ¡joder! ¡Si ya está floreciendo! ¿Cuándo comenzó esto? -.

La Casa de Campo sigue en su sitio. Los piraguistas siguen paleando en el lago para dar cuerda a la gran ciudad. Los caminos siguen en su sitio esperando nuevas batallas, protegiendo al cerro Garabitas y al teleférico en espera de nuevas guerras.

La primavera va entrando en el calendario.

Poco a poco me voy volviendo a sentir corredor.

Ya ni recordaba la última vez que corrí catorce kilómetros, que corrí algo más de una hora. Ya ni recuerdo como era antes de la llegada de los satélites, y ahora no puedo vivir si ellos.

Vuelvo a la casa de campo. Estamos de vuelta.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tarde de reencuentro

¡¡¡JODER!!! Han pasado más de 8 meses desde la última vez que corrimos juntos.... ¿Cómo es posible que haya pasado tanto tiempo?.


Era Junio, y Suances fue el lugar de esa última carrera. Ayer fue Madrid testigo de nuestro reencuentro con las zapatillas, con nuestras conversaciones y nuestras risas, nuestros codazos y nuestras zancadas conjuntas. Y cuantas cosas han pasado desde entonces, unas muy buenas y otras muy malas. Por supuesto nos quedamos con las buenas, pero las malas están ahí aunque no las queramos. La vida es así....


Llevábamos más de un mes sin vernos y aunque mantenemos contacto constante, ya tenia ganas de dar un abrazo a Miguel y de compartir con él impresiones y un buen rato de charla. Apenas estuvimos juntos 6 horas, se me hicieron muy cortas, nos hubiera gustado estar más tiempo juntos, pero las circunstancias son las que son y hay que adaptarse a ellas.


La carrerita que hicimos fue sin duda lo de menos a pesar de que era de lo que más ganas teníamos. Fueron 9 kilómetros en algo menos de 50 minutos, claro está y ya lo sabíamos, que no estamos en nuestro mejor momento, ya llegaran más oportunidades que nos encontremos mejor. ¿Las sensaciones? Qué mas da.... Lo importante fue que nos juntamos para correr, para volver a recordar viejos tiempos, para volver a disfrutar con nuestro hobby, para volver a pasar un buen rato corriendo y hablando.


Tras la carrera seguimos aprovechando nuestra tarde lo máximo posible, un paseo hasta recoger la cena y el partido del Barça nos sirve como excusa para compartir mas momentos juntos y continuar con la charla, las risas y los buenos momentos.


Ojala todos tengáis un amigo como el que tengo yo con Miguel, son de esos amigos que sabes que están ahí aunque no hables con ellos. Es ese amigo que sabes que puedes contar, siempre que lo necesites, con él. Nunca te va a fallar, siempre te va a apoyar. Estas deseando verle y compartir un momento con él. Todo lo que diga de él es bueno, nada malo.


Esperamos que no vuelvan a pasar 8 meses para volver a correr juntos y ni un mes para volver a vernos. Pronto queremos volver a vernos, esta vez con Cristina, Candela y Mónica, que también hay muchas ganas de vernos todos juntos.


Esta fue la crónica de nuestro esperado y deseado reencuentro. Estoy seguro que será de esas tardes que no olvidaremos. Son tantas ya las que tenemos para no olvidar.....y estoy seguro que no será la ultima.

martes, 8 de marzo de 2011

Las Torres de la Alhambra


Las Torres de la Alhambra (Fotografía: ABC)
Exposición de esculturas al aire libre. Cristobal Gabarrón.
Parque del Retiro. Hasta el 30 de Abril.


A veces he salido a medianoche, cuando todo estaba silencioso, y me he paseado por todo el edificio. ¡Quién puede hacer justicia a una noche a la luz de la luna en tal clima y tal lugar! La temperatura de una medianoche andaluza en verano es perfectamente etérea. Nos sentimos elevados en una atmósfera más pura; hay serenidad en el alma, optimismo en el espíritu, una elasticidad de ánimo que hace de la mera existencia un placer. El efecto de la luz de la luna, también, en la Alhambra, tiene algo de encantamiento (…).

Washington Irving – Cuentos de la Alhambra
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Cada corredor, como si las rutinas le uniesen a la realidad, tiene sus lugares para correr, sus parques, sus caminos preferidos. Casi siempre, unidos a criterios como cercanía de casa y comodidad, de manera, que el corredor probablemente no entienda el correr sin esos lugares que ha hecho suyos y que conoce palmo a palmo, metro a metro.

Aquí, en Madrid, como en todas las grandes ciudades, el concepto de parque adquiere mucho más significado, y le da a la ciudad una fisonomía distinta, convirtiéndose en lugares para la relajación, el paseo, el disfrute, y que para nosotros, los corredores, se convierten en nuestro hábitat natural, siendo para todos lugares imprescindibles. En Madrid, además, tenemos gran variedad de parques, y siempre es una suerte poder disfrutar de ellos (os recomiendo al respecto la genial guía de parques madrileños de Santi Palillo y sus historias).

En mi caso, como ya he comentado otras ocasiones, tengo la suerte de poder repartir mis salidas a correr entre el parque del Retiro y la Casa de Campo. En invierno, frecuento más el Retiro, mientras que la llegada del buen tiempo y el aumento de horas de luz, siempre van asociadas a carreras más largas por la Casa de Campo, dónde me encanta perderme en esas tiradas más largas.

Estos días, hasta el 30 de abril, correr por el Retiro tiene el encanto añadido de poder descubrir las Torres de Alhambra que componen la exposición al aire libre del artista murciano Cristóbal Gabarrón.

Hoy, Madrid, ha amanecido parcialmente nublado, y aunque el día se ha disfrazado de gris, los alegres colores de las esculturas de Gabarrón destacan con el fondo de finales del invierno. Hoy, además, va a ser una tarde muy especial, y Javi se viene desde Avila para pasar la tarde juntos (mil gracias amigo, eres muy grande).

Aprovecharemos la ocasión para correr de nuevo juntos, que ya llevamos demasiado tiempo separados, y nos perderemos por el Retiro en búsqueda de los ecos de la Alhambra y de aquellos lugares, como el Palacio Cristal, sin los que yo no puedo entender esto del correr.

viernes, 4 de marzo de 2011

La historia del corredor


Fotografía: Portada de "Correr", Jean Echenoz.

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"Un día de septiembre, Harold, médico de profesión, de 32 años de edad, divorciado y sin hijos, natural de Boston pero afincado en Miami tras, precisamente, haberse divorciado y entender que necesitaba un cambio a aires más cálidos, está en su casa de una sola planta desde la que se ve la costa y un mar tan plano que parece mercurio. Juega al tenis con una videoconsola Atari del ´79 conectada a la tele. La pantalla, totalmente negra, un punto cuadrado que hace de bola, y sólo 2 líneas blancas que se mueven de arriba abajo y simulan a cada jugador y su raqueta. Mediodía, la gente duerme o se baña, las persianas bajadas, silencio, y tras cada golpe de raqueta oye el esponjoso doing que le recuerda al latido de un corazón. Desde hace 3.5 años no para de jugar y devorar Corn Flakes con leche. Es la 78567 vez que es vencido por la tele. Se dirige a la cocina a por otro tazón de Corn Flakes, y observa que se le han terminado. Va hasta el garaje, donde guarda, tiradas en una esquina, multitud de cajas de cereales sin abrir entremezcladas con otras vacías. Revuelve esa pila, se sumerge en ella, pero nada. Para su sorpresa, todas están ya consumidas. Metidas a presión en una de esas cajas vacías encuentra sus viejas zapatillas de deporte Converse. Las toma entre sus manos, huelen a musgo, y tras darles un par de vueltas en torno a sus ojos, se las calza, sale al jardín y se pone a correr al trote calle arriba. Lleva un pantalón chino de pinzas, un polo rojo y una cazadora de estilo aviador. Llega la noche y aún no se ha detenido.

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Harold ya ha ascendido por el estado de Florida para entrar en el de Georgia, traspasarlo, llegar al de Alabama y seguir corriendo. Desde que abandonara su casa prefabricada en Miami y el tenis de videoconsola, sólo corre sin haber aún regresado. Únicamente se detiene para dormir; todo lo demás lo hace en marcha. Cada vez que llega a un cruce se decanta por un ramal al azar, y traza así un camino sinuoso que visto en mapa recuerda al de la carcoma en la pata de una cama con forma de continente americano (recientemente, alguien ha señalado su parecido con las circunvalaciones de un cerebro). Pantalón de pinzas chino, polo rojo, cazadora como de aviador y las viejas Converse en los pies. Ningún signo le indica que deba ni seguir ni detenerse, adopta aquella neutra solución del Principio de Inercia que ya postulara Newton: en tanto nada lo impida, toda cosa en movimiento continuará su trayectoria a velocidad constante. (…)

Muy lejos, una pantalla en blanco y negro de televisor acumula esa luz y miles de partidas de tenis ganadas contra sí misma con un esponjoso doing. 3057 km recorridos, y ni un solo recuerdo. (…)

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La videoconsola del ´79 conectada a la tele. La pantalla totalmente negra, un punto cuadrado blanco que hace de bola, 2 líneas verticales que se mueven de arriba abajo y simulan a cada jugador. Silencio de mediodía, la gente duerme o se baña, las persianas bajadas, y tras cada golpe de raqueta se oye un esponjoso doing. Después de haber llegado al mar de Alaska y tener que dar la vuelta tras 5 años corriendo sin descanso, Harold descendió Canadá, entró en USA con su pantalón de pinzas chino, su polo rojo y su cazadora tipo aviador, y el estricto azar de su errática trayectoria aún tardó otros 3 años en llevarlo de nuevo hasta la puerta de su casa. Nadie había entrado. Ni el más mínimo saqueo. Ni una carta en el buzón. Todo intacto. El mar, al fondo, una piel de mercurio, la videoconsola conectada, en la pantalla miles de partidas perdidas. Encargó de nuevo todas las existencias de Corn Flakes con aquella fecha de caducidad porque entendió que ya no podía vivir sin aquel recuerdo, sin aquella huida, sin aquel recuerdo, sin aquella huida. Como quien escuchara el trueno al mismo tiempo que ve su correspondiente relámpago."
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Textos extraídos de Nocilla Experience, Agustín Fernández Mallo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Viajar, inventar lugares


Fotografía: Ted Croner, Taxi, New York Night 1947.


Viajar, perder países.


Viajar, inventar lugares (bis).


El coche, envuelto en el sonido de la trompeta de Chet Baker, avanza por las avenidas esquivando semáforos y atascos en la noche, hasta detenerse en doble fila junto a unos grandes almacenes del centro de la gran ciudad. Desciendo del taxi. A duras penas consigo abrir el paragüas y correr escondido de la lluvia hasta el edificio de enfrente. Hace días recibí una invitación para asistir al XIV Congreso Anual. Nunca había sido invitado, y precisamente llego tarde. En la entrada, junto a la recogida de acreditaciones, leo la lista de conferenciantes, y vuelvo a descubrir que uno de ellos se llama como yo. Dentro, en el salón de actos, una voz similar a la mía rebota en las paredes desde un micrófono tras el cual se esconde alguien con mi mismo nombre, mi misma voz y un parecido físico admirable.

Salgo aturdido y dirijo mis pasos de regreso a casa. El día ha sido largo. Acelero la zancada. Los transeúntes me observan detrás de mi mismo rostro, de mi mismo abrigo. Camino deprisa hasta conseguir llegar al portal, tras el cual me espera la casa en silencio y a oscuras. Me quito los zapatos mojados, el traje empapado, y cansado, recupero las viejas zapatillas de la ventana del baño que da al patio interior.

Corro. Me adentro en el retiro, vacío en una noche de invierno. Tras los árboles, las sombras, movidas por el viento, me dejan ver a lo lejos mi propia sombra, mi misma silueta. Sigo corriendo. Sigo corriendo. La noche deja de llover y comienza a amanecer.

Junto al lago, el trompetista que cada día despierta a la ciudad, me engancha con la gran ciudad como cada mañana de domingo. A lo lejos, al otro lado de la valla, creo ver pasar mi misma silueta. Sigo corriendo.