martes, 13 de abril de 2010

Corriendo bajo las estrellas

Meteora, 5 de Noviembre de 2009


Km 30 XXVII Athens Classic Marathon, 5 de Noviembre de 2009



Estadio Panathinaiko

Olimpia, 10 de Noviembre de 2009


Colectivo. Grupo o conjunto de personas con intereses comunes. Equipo. Grupo de personas organizado para la realización de una tarea o el logro de un objetivo.

Sin duda nuestro deporte es un deporte individual. Cientos de horas corriendo con uno mismo, entrenando cada atardecer, despertando al amanecer para recorrer la distancia programada, para después enfrentarnos a la carrera con nuestros límites, con nuestros miedos, conscientes de que nadie va a realizar el camino por nosotros y que nosotros y nuestra cabeza es lo que nos llevará hasta la “meta”. Pero precisamente no tiene porque siempre ser así. Y si hay algo de lo que me siento orgulloso y feliz es de haber convertido todo esto en una cuestión de equipo, de colectivo, de amistad. Correr juntos, vivir juntos, soñar juntos. Cuestión de equipo. Porque siempre se que aunque la distancia nos separe físicamente cada tarde estamos corriendo juntos por las tierras de Ítaca. Con las mismas ilusiones, con los mismos sueños. Y lo que siempre me motiva es pensar que después de las semanas por fin llegará el día grande, el día de la carrera, y correremos juntos en busca del mismo objetivo. Apoyándonos el uno en el otro. Compartiendo soledades y asfalto. Corriendo junto a alguien que hace mucho tiempo dejó de ser un gran amigo para convertirse en mucho más, en una parte de mi mismo.

¿Recuerdas que un día corrimos desde las llanuras de Maratón a Atenas? ¿Recuerdas que un día corrimos en Olimpia? ¿Recuerdas que un día corrimos bajo las estrellas en Meteora?

Ahora la gran ciudad nos espera, y ya estamos preparados.

Hay momentos, simples instantes, que quedan grabados en la mente de uno, y que con el paso del tiempo, al echar la vista atrás se recuerdan con esa mezcla de nostalgia y alegría por el instante vivido y uno es consciente de que fue un momento muy especial.

Me refiero a uno de los mejores recuerdos que tengo de mis experiencias corriendo. Segunda noche del viaje por Grecia en nuestra aventura a Maratón. Después de abandonar Atenas por la mañana, cruzar Termópilas, Lamia y Trikala, llegamos al pequeño pueblo de Kastraki, situado bajo las formaciones montañosas de Meteora cuando la noche acaba de caer.

A medida que abandonamos Kalampaka la carretera comienza a estrecharse y a hacerse más vertical. El sol termina por esconderse y en pleno anochecer las imponentes formas montañosas se recortan en el horizonte justo enfrente de nosotros, casi tan cerca que en este juego de ficción y realidad las podemos tocar con sólo estirar el brazo desde la ventanilla de nuestro coche de alquiler. Alejado del ruido y de los turistas en esta estación del año, el precioso pueblo de Kastraki nos da la bienvenida, y tras desafiar la gravedad en forma de camino enlosado el coche nos deja en la puerta del hotel, allí desde dónde lo único que se ve es campo, bosques y las irreales montañas de Meteora que nacen bajo nuestros pies. Nos dejamos arrastrar por la magia del lugar. Imposible descubrir un hotel con más encanto. Nos perdemos en los balcones de nuestras habitaciones. Comienza a llegar un aire frío de primeros de Noviembre. Sólo se oye el rumor de algún pequeño riachuelo. Sólo se ve la luna que comienza a asomarse y las asombrosas formas arqueológicas de Meteora que desafían la noche y las leyes de tiempo y espacio. Alguien ha vestido el paisaje de otoño. Alguien ha encendido cientos de estrellas en el cielo despejado. Nos perdemos en la magia de lugar.

Sin tiempo para abrir las maletas nos ponemos nuestras zapatillas y salimos a trotar una hora para ir activando un poco las piernas a algo más de tres días de Maratón mientras las chicas nos esperan en el hotel. Ya es noche cerrada. Comenzamos a ascender por una de las estrechas carreteras hasta dónde la frondosidad del bosque no nos deja ver más, justo debajo de uno de los monasterios suspendidos del cielo. Nos damos la vuelta y corremos carretera abajo hacia Kalampaka para luego volver a subir cuesta arriba hasta Kastraki. El pequeño pueblo griego se prepara para la noche. No hay apenas turistas, y sin ruido todo el pueblo huele a brasas encendidas en las puertas de cada taberna griega. Sólo algún lugareño que pasea o camina rumbo a una taberna y el silencio de la noche que envuelve uno de los lugares más mágicos. Corremos codo con codo. Juntos. Charlando de nuestras cosas, como siempre. Compartiendo zancadas y respiraciones mientras en alto soñamos con Maratón. Es noche cerrada, pero corremos debajo de las estrellas en medio de la nada, en medio del todo. Por dentro pienso que ya somos maratonianos. Que somos felices. Que sólo por un instante así todo ha merecido la pena.

La gran ciudad nos espera. Pronto volveremos a bailar bajo la lluvia. ¿Acaso dudas de que nos va a llover? Mientras seguiré soñando con todos los sueños que nos quedan por cumplir. Mientras seguiré recordando toda la felicidad que cabe en un sueño. Mientras seguiré haciendo garabatos. Mientras seguiré recordando que un día soñé que atravesábamos el paso de las Termópilas, que Trikala nos daba la bienvenida a Grecia, que zarandeábamos el alfabeto griego y que Meteora nos arrastraba al lugar dónde las montañas desafían las leyes de tiempo y espacio. Que soñé que la noche con olor a chimenea nos deparaba uno de los mejores momentos paseando por Kastraki. Que corríamos bajo las estrellas por las carreteras de Meteora. Que soñé que el cielo azul y el paso de unos gatos nos guiaban a través del silencio y el impresionante paisaje entre monasterios hasta perdernos entre iconos bizantinos y un bello horizonte.

Ahora la gran ciudad nos espera y pronto su historia será parte de la nuestra. Pronto volveremos a pensar que por sólo un instante así todo ha merecido la pena.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya envidia correr el maratón en esencia y ahora otro más y en los madriles.

Enhorabuena por compartir equipo y crónicas.

Saludos

Jan dijo...

Que llueva que llueva la virgen de la cueva... y que se cumplan nuestros sueños

Un fuerte abrazo

Sosaku Runner dijo...

Muy buen post, es la épica clásica del maratón. De todas formas, y entre tú y yo, te noto algo filosófico, al final es correr, sólo correr. Te propongo para el próximo reto después de Mapoma el Las Vegas Marathon o el Rock n Roll San Diego Marathon. Una combinación de Rock n Roll, alcohol, stripers, playas californianas y maratón te traerá de nuevo a la tierra. :)

Javi dijo...

Una suerte poder formar parte de este equipo, somos un equipo unico y especial.
Si todo va bien en 12 dias estaremos cumpliendo nuestro segundo sueño.
Desde luego q las horas y horas q hemos pasado en solitario entrenando merecen la pena para pasar "solo" unas 4h corriendo juntos. Y aunque hayamos estado solos corriendo, siempre hemos estado juntos y siempre nos hemos apoyado en todos los momentos.

Que grandes recuerdos del viaje a Grecia, que buenos recuerdos el primer entrenamiento por meteora, que inmensos recuerdos de la carrera..... Me has vuelto a emocionar Miguel, pero es normal, tenemos estos sentimientos y estos recuerdos tan dentro y tan recientes.....

Un privilegio poder compartirlo contigo y con este equipo imbatible y especial.

Volveremos a disfrutar, juntos.

Tecolinha dijo...

Se nota que tu estancia en Ítaca no ha terminado, sino que sigues allí con tu mente y con tu alma. Intuyo que ya estabas incluso antes de ir.
Un saludo.

Miguel dijo...

MIGUEL, tu ya hace mucho tiempo que vives en la otra orilla, y el futuro traerá nuevos horizontes y desembarcos. Gracias por tus comentarios y apoyos.

JAn, que llueva, que llueva... pero sólo hasta el sábado de la semana que viene por dios!!! Aunque esa lluvia no deja de dar un toque más épico al asunto, te lo aseguro... ;)

GONZALo, no puedo estar más de acuerdo contigo!!! todos necesitamos estos días más rock and roll, más alcohol y un poquito de playas... Siento las redundancias "filosóficas"... Estados de ánimo. Un abrazo

JAvi. Ya lo estoy deseando... que ganas! cuidaté mucho!!!

TECOLINHA, claro que vivimos en Itaca. Nunca la alcanzaremos, pero es en sus tierras dónde hemos decidido acampar. Que sería de nosotros sin esos caminos...

Perdonar las "chapas" que me están saliendo estos días... Gonzalo tiene razón. Sólo es correr. Pero estas semanas de nervios contenidos y "pre-ansiedad" no puedo contener el estado de ánimo.

Un abrazo a todos!

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