jueves, 22 de abril de 2010

Namasté


Templo de Debod. 21/04/2010.

Desaparecer.
He fabricado, tal vez, mi propia bomba.
Mi enfermedad es esto: un desvío.
-Alberto Santamaría-

Hay muchas formas de llegar. Desaparecer. Aparecer. Pronunciar una despedida a este lado de la vida y el insomnio, pero sabiendo que llegarás. Que alcanzarás la soledad puntual de partir hacia pétalos de asfalto y la satisfacción de aquel que encontró su propio destino, de aquel que supo reunirse con el sabor de su propia batalla. El secreto de los kilómetros recorridos en dirección contraria nos espera. Y vas a llegar. Vas a llegar. Vas a llegar.
- (BIS) Autobombo. De mi para mi mismo -

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Esta calle de Madrid bien podría no ser Madrid. Estos tejados de Madrid bien podrían no estar en Madrid. Acompaño a los gatos. Aún no es la hora de despertar.

A este lado del rectángulo la vida continúa con su ritmo, con su rutinaria sucesión de los acontecimientos de día laboral. La tarde caduca y coches y peatones se apresuran de vuelta a casa. El centro de Madrid poco tiene de desierto, Abril poco tiene de Noviembre y la soledad bajo un cielo gris dispuesto a chorrear poco tiene de la mejor de las compañías y noche cerrada, pero los instantes se unen en uno solo.

Fobia a los paraguas después del largo invierno, y antes de lo planeado, antes de la noche, antes de la lluvia, salgo a la calle dispuesto a cruzar la frontera que separa el rectángulo del exterior. Una pierna primero. La otra después. Y el resto del cuerpo sigue el movimiento hacia delante. Puedo correr. Un gran avance desde el fin de semana.

Cruzo Malasaña como un extraño en el paisaje, y poco a poco voy recuperando sensaciones. Hoy quiero disfrutar del momento. Vivirlo. Y para eso cruzo el neón de Gran Vía y busco Debod. Hoy necesito un lugar mágico dentro de la gran ciudad por si las plegarias llegan antes.

Doy varias vueltas al templo bajo la fina lluvia mientras la noche se retrasa. Debo de regresar. El tiempo por hoy se ha acabado. Los gemelos amenazan a voces, pero en general me encuentro muchísimo mejor, y aún falta hoy el entrenamiento más importante en la camilla del chamán.

Negocio con los músculos. Aún les necesito para el asalto final. Se que vamos a llegar. Mantra interior. Me lo repito. Me lo repito. En el sueño lo parece. Madrid es Meteora. Pero cada instante es único. Regreso a casa. Seguiremos esperando. Voy a llegar. Voy a llegar. Cuestión de fe. Quizás eso es lo que la “isla” quiere de nosotros (no pinchar si no has llegado a la sexta temporada).

La gran ciudad nos espera. Madrid es Madrid, aunque en ocasiones pueda tomar mil apariencias distintas. No quiero despertar. La noche poco a poco va cayendo. Mañana será otra batalla. Vamos a llegar. Vamos a llegar.

NAMASTÉ. Y buena suerte.

6 comentarios:

Jan dijo...

Vamos a llegar.... sí señor.

Un fuerte abrazo

Tecolinha dijo...

Namasté :-)

Conozco la casa de tu chamán, buen sitio.
También el templo, buen lugar para ver atardecer.

Mucha suerte con tus gemelos, ojalá ese chamán te sane bien para el domingo.

Un abrazo.

Halfon dijo...

Miguel he llegado a tu blog y me encanta la forma que tienes de ir contando las cosas.

Con tu permiso me quedo por aquí.

Saludos,

Anónimo dijo...

Gracias por la foto y el texto. El Templo de Debod par mí tiene un atractivo inimaginable, me gusta mucho como monumento como urbanísticamente... Para mí, es más símbolo que el madroño y cosas así.

Saludos

Nombre dijo...

¡Que sí, hombre, que sí!

Javi dijo...

Entre todos te damos la fuerza suficiente para q lleges y sobrepases, no tenemos ninguna duda.

Todos estamos contigo. Miguel este MAPOMA es tuyo, es nuestro. Ya lo tenemos

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